Hace 2 años, conocí una pequeña casa que me iba a cambiar la vida, Casa Velha. La experiencia P1 de Magis 2011 juntaba a unos pocos kilómetros de Fátima a irlandeses, libaneses y españoles, para hacer una semana de oración con la tierra.
Después de tantos recuerdos y vivencias, tuve la oportunidad, no sólo de volver a aquella maravillosa casa y volver a ver a Margarida, sino de poder enseñarsela a mi familia. Las alegrías, siempre son mejores compartidas. Pues bien, esta era una gran alegría. Estaba todo donde lo había dejado aquel agosto, había prometido volver, y allí estaba de nuevo.
Todo estaba como entonces, pero mejorado, ya que muchos otros grupos habían pasado por allí poniendo su granito de arena. Nuestro espacio de oración se mantenía intacto y fue un placer poder recordar los maravillosos momentos que vivimos allí.
La gran hospitalidad de Margarida nos acogió, ya que pasabamos unos días por Fátima y esta vez no tuvimos que dormir en el establo, aunque con todas las reformas que se habían hecho estaba como nuevo. Ahora se ha empezado un nuevo proyecto de agroturismo, que seguro que tendrá un gran éxito. Está quedando todo precioso, no hay palabras para definir Casa Velha y lo que supone estar allí. Desde una sabrosísima infusión de lima, hasta unas maravillosas vistas desde el espacio de oración, a unos cultivos con frutas y hortalizas buenísimos.
Tengo que confesarlo, estoy enamorado de Casa Velha. Y como ya dije una vez, y cumplí, vuelvo a repetirlo: “Margarida, volveré a Casa Velha”.
Es una experiencia que hay que vivir.
Pablo Insa (Barcelona)